En el Harvey Theater de Nueva York, para la noche inaugural de A Streetcar Named Desire, obra de Tennessee Williams, Paul Mescal —quien interpreta al enigmático, peligroso y despreciable protagonista, Stanley Kowalski— llegó a la alfombra roja con un outfit increíblemente cool que a todos nos dejó boquiabiertos. Si ya de por sí el joven actor cuenta con una fuerte reputación de sex symbol, encarnando hoy a uno de los personajes ficticios que han definido al hombre como un absoluto objeto de deseo, lo que ha vestido para su arribo a la premier de la puesta en escena que hoy estelariza es un clásico de genialidad masculina a lo James Dean (otro dios atractivo).
Un conjunto, claro, bajo la firma de Gucci —con quien Mescal ha hecho una sólida y potente alianza de estilo—, que nos da las pistas de un siempre efectivo atuendo, de impacto asegurado, sin necesidad de quebrarnos la cabeza. La fórmula es muy sencilla; sólo necesitas dejar el miedo atrás y confiar en los esenciales de toda la vida.
Chamarra Harrington
Una silueta esencial en el armario de todos nosotros, con cierto aire militar, un toque aviador, pero a la vez una ligereza casual que le hace oportuna en un sinfín de situaciones. El color ideal para que todo esto funcione, evidentemente, es el rojo. Una pieza central que grita: ¡rebelde sin causa!
Playera blanca
Una típica tee en color blanco. Nada más estupendo que eso. De arriba abajo, estamos hablando de una prenda base que te ayudará en los días más ajetreados y en las noches más calurosas. No hay forma de que no tengas una.
Pantalón negro
Tú decides el estilo y los materiales. Puedes inclinarte por el siempre práctico denim o elegir un corte propio de la sastrería, el objetivo hoy por hoy es que sea en una tonalidad profunda de negro.
Mocasines
No hay más. Cuando pensamos en el calzado de Paul Mescal un par de loafers Gucci se nos atraviesan por la mente, ¿cierto? Más te vale ir haciéndote de los tuyos.
Finalmente, el detalle extra está en los calcetines blancos. Un elemento que a muchos sigue dando dolores de cabeza… pero ya será en otra ocasión que hablemos de este asunto.