Cuando Trump asumió en enero la Presidencia de EEUU, prometió una era dorada y el renacimiento económico de su país. «A partir de este momento, Estados Unidos florecerá y será respetado»; «el declive de América ha terminado». De momento, lo que ha ocurrido es que los aranceles -idea reaccionaria y nacionalista- están desbaratando la economía y pueden provocar inflación y recesión.
Estaba tan crecido el presidente que llegó a decir en la cumbre de su vanidad que había salvado la vida para salvar la de Estados Unidos. Tres meses después de su discurso, el dólar se desploma; se escapa el dinero de los Estados Unidos; los genios de Silicon Valley hacen las maletas; y hay 690.000 millones de bonos controlados por los chinos. Es muy posible que Trump tenga que devaluar el dólar para buscar soluciones. Pero, de momento, parece que fracasa el intento de hacer más ricos a los ricos. «No hay vencedores en una guerra arancelaria», ha declarado Xi Jinping contestando a Trump. Y ha añadido que la imposición de EEUU es una violación de las normas comerciales y del sentido común. Todo indica que se ha equivocado con sus aranceles provocadores y que, en vez de dirigir la nación, gestiona el desorden. No sabemos lo que está ocurriendo, pero hay gente que sospecha que estamos gobernados por un pirómano que debe 34 billones de dólares. Recuerden lo que dijo Keynes: si yo te debo una libra tengo un problema, pero, si te debo un millón, el problema lo tienes tú. La deuda pública de Estados Unidos equivale al 124 % de su PIB. La pausa en los aranceles se debió a la caída en los precios de los bonos en los mercados financieros. Y, como el dólar es la moneda de reserva, puede tener efectos dominó. China es uno de los países a los que EEUU debe dinero, al que vende parte de su ruina para incrementar los intereses que cada día aprietan más. Para que vean que todo ha sido una improvisación y una frivolidad, Trump ha excluido de la escabechina a los teléfonos móviles, a los ordenadores, a los discos duros... para evitar que la carestía repercutiera en los ciudadanos americanos y en las tecnológicas que trasladaban el material desde diversos países, entre ellos desde China. El liderazgo caligulesco de Trump ha creado un desorden político y económico, una guerra comercial sin precedentes. Están subiendo los precios y el mundo esta mas dividido que nunca.