Inés Arrimadas salió del anonimato nacional en menos de una semana, el tiempo que transcurrió desde las elecciones catalanas hasta su posado con la camiseta de la selección española en la portada de Marca. La duda es si a Mariano Rajoy se le atragantaría el desayuno.
Arrimadas (Jerez de la Frontera, 1981) es la primera gran baronesa autonómica de Ciudadanos. La jefa de la oposición en Cataluña. Y el fenómeno político del momento. Ha repetido hasta la afonía que se niega a elegir entre Cataluña y España. Pero cuando se trata de música, se moja por el rock psicodélico.
"Mi estilo de música favorito es el rock y si tuviera que elegir algún grupo me quedaría con Led Zeppelin", dice.
La lista de canciones que ha seleccionado para EL ESPAÑOL da la razón a nuestro compañero Jordi Pérez Colomé. De ella escribió que era una persona medio tímida, con facilidad para los idiomas. Arrimadas no se encierra en un estilo. En su vida, cabe rock, pop y flamenco en todas las lenguas: oficiales, cooficiales y extraoficiales.
"Al inicio del día escucho música más animada y por la noche, más tranquila y relajante", asegura. "Me gusta escucharla en diferentes idiomas".
Arrimadas confiesa que mientras estudiaba Derecho y Administración y Dirección de Empresas en Sevilla se enganchó obsesivamente a la banda sonora de la película El piano, de Michael Nyman: "La habré escuchado un millón de veces".
Hay un aire romántico en los temas elegidos. No es lo mismo Stairway to Heaven que Whole Lotta Love, si hablamos de Led Zeppelin. Cadillac solitario, de Loquillo, es el himno de los enamorados rebeldes. Y Boig per tu (Loco por ti), de Sau, puede ser la melodía de amor catalana más nacional. Arrimadas dice que es una casualidad. No es persona de identificar canciones con momentos. Se deja llevar.
"No tengo una música para cada momento. En esta etapa de mi vida solo suelo escuchar música cuando estoy en casa", señala.
La sociedad catalana ha dado a Ciudadanos un papel protagonista en la legislatura que acaba de empezar. Arrimadas es poco amiga de supersticiones. No se motiva con un tema en particular antes de dar un mitin o intervenir en público. La política deja poco espacio personal. Y con la responsabilidad de liderar la oposición al independentismo, menos. La banda sonora que le espera es el Parlamento, los platós de televisión y la sintonía de las radios.
"Me gusta mucho la música, pero no es algo que me acompañe en todos los momentos del día, y menos con la vida que llevo ahora", zanja.